El monasterio atalaya del Camp de Tarragona
Serpentea por la Sierra de la Argentera una carretera que parece no tener final. En una de las cumbres de estas montañas del macizo prelitoral sorprende encontrar un atractivo injustamente poco admirado. Empezamos esta TripIdea en una auténtica joya de la Costa Daurada, en el Castell Monestir de Sant Miquel d’Escornalbou.
No es extraño imaginar porque sus primeros fundadores situaron la construcción en este lugar. La posición elevada del CastellMonestir de Escornalbou -a unos 600 metros de altitud- hace que sea una atalaya única para admirar el Camp de Tarragona. Los días claros se puede ver todo el golfo de San Jordi y más allá (desde el Cabo de Salou hasta la Punta del Fangar del Delta del Ebro), e incluso, si tienes mucha suerte, ¡el Puig Major de Mallorca!
En el siglo XII, un grupo de frailes agustinos recibieron el encargo de levantar el edificio sobre las ruinas de antiguas fortificaciones. La restauración actual es responsabilidad de Eduard Toda, diplomático y filántropo reusense que estableció aquí la residencia a principios del siglo XX. Las habitaciones señoriales o la excepcional biblioteca te darán una idea de la vida burguesa que llevaba Toda hasta que se arruinó durante la Guerra Civil.
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