Bodegas nacidas del esfuerzo, cohesión, perseverancia y determinación de un pueblo para superar situaciones difíciles. Amplios y luminosos espacios, monumentalidad y a la vez delicadeza en pequeños detalles. Majestuosas construcciones que combinan de manera precisa funcionalidad y estética. Construidas a inicios del siglo XX, con la intención de mirar hacia el futuro y pasar página a un pasado cercano que había sido devastador. La necesidad de unirse para elaborar y comercializar vino. Y hacerlo pensando en grande, reivindicándose. Verdaderas catedrales, hoy todavía llenas de vida y de vino.
Actividades para vivir en primera persona estas bodegas. Para pasar un buen rato entre amigos, con la pareja o en familia. Para probar buenos vinos mientras te sumerges en historias de vida de generaciones y generaciones de personas que amaron esta tierra y que ayudaron a configurar este paisaje. Para captar la belleza arquitectónica de estos templos del vino y ser conscientes de la suerte que tenemos de que se mantengan llenos de vida. ¡Una vida que quieren compartir contigo!
La Costa Dorada y las Terres de l'Ebre son tierra de vino.
Tierra de personas que, a lo largo de los años y con su trabajo, han contribuido a generar un paisaje que hoy nos cautiva con su fuerza y expresividad.
Territorios donde la cultura del vino se ha ido preservando generación tras generación desde hace siglos, y que ahora podemos reunir dentro de una copa y degustar en forma de espléndidos vinos.
Diferentes Denominaciones de Origen, pero con un claro vínculo común con la tierra y con las personas.