Bodegas estética y arquitectónicamente impresionantes y majestuosas, proyectadas desde el cooperativismo como respuesta a la peor crisis que nunca antes había vivido el campo catalán: la plaga de la filoxera (finales siglo XIX, principios siglo XX).
Grandes obras de ingeniería rural que funcionalmente eran impecables, con un diseño que velaba por la optimización de la productividad y por la calidad del vino. Simplicidad de materiales, en busca de construcciones económicamente sostenibles.
El cooperativismo agrario, con el apoyo de la Mancomunidad de Cataluña, como auténtico revulsivo de un sector y del territorio.
Un mensaje lanzado al mundo en forma de grandes y bellas construcciones, que aún perdura y se defiende: la unión hace la fuerza. La fuerza y esfuerzo de todo un pueblo en la construcción de su futuro y en la propagación de nuevas esperanzas y anhelos.
Una nueva generación de arquitectos, discípulos de los grandes exponentes del modernismo pero ya con notable influencia del "noucentisme" (en la concepción e integración de postulados culturales), que encontraron en la construcción de estos templos del vino su oportunidad para pasar a la historia.
Todo esto y mucho más es la historia e historias que las bodegas modernistas os quieren descubrir y ayudar a valorar. Una historia que todavía se escribe, y que podéis vivir en primera persona.
Cèsar Martinell Brunet
Valls, Alt Camp, 1888 — Barcelona, 1973
El arquitecto del vino. Persona cercana y práctica, personaje polifacético, arquitecto excepcional. Figura clave para entender la arquitectura catalana de principios del siglo XX.
Colaborador y a la vez discípulo de Gaudí, del que heredó una especial manera de entender y proyectar la arquitectura, sobre todo en lo referente a las soluciones espaciales.
Gran profesional, atento a las necesidades y motivaciones de los agricultores, Martinell se esforzó para conocer a fondo el proceso de elaboración del vino, y así saber cómo distribuir el espacio y optimizar la producción. Atento al momento social que vivía el campo catalán, jugó un importante papel en el efervescente movimiento cooperativista de principios del siglo XX. Llegó a construir una cuarentena de edificios cooperativos en menos de una década.
Algunos expertos han calificado su arquitectura y/o metodología como "proyecto total", por su implicación en el diseño del espacio para el proceso productivo (preocupado por la forma y la ubicación de los depósitos, por la ventilación y la circulación del aire, por los sistemas de aislamiento, por las condiciones de fermentación o por la distribución de la maquinaria).
Persiguió insistentemente el equilibrio entre utilidad, economía y estética. Así, en los espacios agrarios que proyectó procuró la optimización de la producción (utilidad); la utilización de materiales cercanos para abaratar la construcción (economía) y la preocupación por la belleza y la armonía estética del conjunto.
Murió en la ciudad de Barcelona, el día 19 de noviembre de 1973.
Pere Domènech i Roura
Barcelona, 1881 - Lleida, 1962
Arquitecto pionero en la construcción de bodegas de autor en Cataluña. Hijo, discípulo y colaborador del genial y visionario arquitecto Lluís Domènech y Montaner, heredero del renacimiento y de las mentalidades catalanistas plenamente abiertas a Europa. Con él colaboró en la construcción de notables edificios, mundialmente reconocidos, como el Instituto Pere Mata de Reus o el Hospital de Sant Pau de Barcelona.
Pluridisciplinar, con notable interés por la cultura y la música, entre otras disciplinas, trató de adaptar su arquitectura a las necesidades sociales, económicas y estéticas de su época.
A pesar de la clara influencia del padre, Domènech y Roura enseguida se comprometió con el "noucentisme", con un retorno a la cultura clásica grecolatina, al mundo mediterráneo. A pesar de todo, mantuvo sistemas constructivos, el uso del ladrillo, bóvedas y arcos, plenamente vinculados al modernismo.
Buscó también, como su padre, influencia y orígenes en el gótico. Estas influencias se hicieron presentes en las 3 bodegas cooperativas que proyectó (Espluga de Francolí, Sarral y Vila-seca). El sistema constructivo que empleó en la Espluga de Francolí se convirtió en un punto de inflexión en la concepción de la arquitectura agrícola. De hecho, de esta construcción nació la expresión "Catedrales del Vino" (Àngel Guimerà).
Después de construir estas bodegas focalizó sus intereses en la arquitectura urbana, en la que destacan por ejemplo el Estadio de Montjuïc y el Palau Nacional de Montjuïc.